Dios no deja jamás incompletas sus obras

El miércoles 25 de febrero, un año después de la conclusión del Capítulo General Extraordinario, el Card. Velasio De Paolis, C.S. aceptó la invitación del gobierno general a presidir una concelebración eucarística en la Sede de la Dirección General. Además de los padres Juan José Arrieta, Sylvester Heereman y Jesús Villagrasa, LL.CC., concelebraron también los padres Gianfranco Ghirlanda, S.J. y Agostino Montan, C.S.I., algunos padres capitulares de las casas de Roma y los sacerdotes legionarios de la sede de la dirección general.

 

 

Al inicio de la misa, el P. Arrieta, vicario general, agradeció al Cardenal en nombre del director general y de todos los legionarios por haber aceptado la invitación a agradecer junto con nosotros a Dios por su misericordia y por los dones que nos ha concedido en este último año. También invitó a todos a recordar en la misa a los legionarios que están presentes en la congregación, y también a nuestros hermanos que ya no están, para cada uno dé con su vida y ministerio mucha gloria a Dios y sirva a la Iglesia y a los hombres.

En su homilía, el Card. De Paolis, comentó los dos argumentos presentes en el libro de Jonás —el pecado y el modo de borrarlo— en relación directa con el Evangelio. El signo de Jonás, del que habla Jesús, es el signo de una «presencia que ofrece el perdón a todos, un signo de penitencia y de misericordia que Dios ofrece a toda creatura humana». Exhortó a tener los ojos abiertos para interpretar los signos de los tiempos, para reconocer a Cristo vivo y presente entre nosotros, quien con su misericordia y bondad viene al encuentro de nuestro pecado: «No vayamos a buscar estos signos quién sabe dónde: es el signo de Jonás, el signo de Jesucristo que está en medio de nosotros, que nos da continuamente el don de su misericordia, su bondad, su perdón, el don de su Santo Espíritu».

Al final de la misa, dirigiéndose a los asistentes, el Card. De Paolis, agradeció por la invitación a celebrar la misa en el 1º aniversario de la conclusión del Capítulo. «Es un momento hermoso, un momento para agradecer al Señor, por todo el bien que ha hecho en nuestros corazones», dijo. Recordó también que el Señor nunca abandona a sus obras y que lleva a cumplimiento las buenas obras que Él mismo ha comenzado.