«Nos hemos consagrado para perseverar en su servicio»

El pasado 2 de octubre, el P. Eduardo Robles-Gil, LC presidió la misa donde el H. Jean-Baptiste Ribes emitió su profesión perpetua.

Acompañaron al hermano Jean-Baptiste sus papás -que vinieron desde Francia- y los miembros de la dirección general y del Centro de Estudios Superiores de la Legión de Cristo.

La ceremonia se llevó a cabo en la capilla del Centro de Estudios. El P. Eduardo, en su homilía, destacó el papel de la fe y del servicio en la vida consagrada.

«El Evangelio de hoy nos dice que somos servidores, y que cuando hayamos hecho lo que teníamos que hacer, podemos simplemente decir que “siervos inútiles somos”».

Asimismo, hizo notar que la consagración a Dios es «para perseverar en su servicio, para vivir sirviendo, para vivir amando, para vivir identificándonos con Él»

El P. Eduardo enfatizó que para perseverar e identificarse cada día más con Cristo se requiere de la gracia y se requiere de la fe, invitando a los presentes a reflexionar en el sentido de la expresión del Evangelio: ¡Señor, aumenta nuestra fe!

«La fe está hecha para crecer, para darla. Nos fue dada en el bautismo. Cada vez que recibimos un sacramento, cada vez que recibimos la comunión, cada vez que renovamos nuestros votos, son gracias que están destinadas a que la fe crezca».

El padre Eduardo Robles-Gil impartió una conferencia a los hermanos del Teologado del Centro de estudios superiores y a los hermanos en formación de la Sede de la dirección general sobre cómo prepararse mejor para el sacerdocio durante los últimos años de formación en Roma.

Invitó a los presentes a reflexionar sobre la vocación de servicio a la Iglesia y a las almas que, como futuros sacerdotes, están llamados a ofrecer. También invitó a los hermanos que durante estos años dan pasos importantes hacia el sacerdocio (como la profesión perpetua o la recepción de los ministerios del lectorado y del acolitado) a vivir un discernimiento serio y profundo a través del diálogo con Dios en la oración, del estudio y de la ayuda de los formadores.

«El discernimiento más importante es el que hacen ustedes mismos; porque la vocación, el llamado de Dios, es algo que nace de la experiencia personal, del amor personal a Cristo, de la relación personal con Él», dijo el padre Eduardo a los hermanos presentes en la conferencia. «Ese discernimiento que hacen ustedes lo tienen que hacer sus formadores. Ustedes lo hacen junto con su director espiritual de manera interna, personal. Él les ayuda a progresar en el camino de la santidad, de su identificación con Cristo y en su discernimiento vocacional. También ustedes realizan este discernimiento en el fuero externo con sus formadores, con sus superiores, que son quienes tienen que dar un juicio, una aceptación», añadió.

También comentó que el discernimiento vocacional «tiene un inicio y tiene un fin […] Después es más sobre cómo puedo identificarme más con Cristo, cómo puedo hacer mejor su voluntad, qué me está pidiendo Dios nuestro