Regnum Christi Internacional

«Ser colaboradora no es una tarea que Dios te pone, es un regalo y una oportunidad que solo llega una vez en tu vida»

María José Bayona tiene 19 años y este año es colaboradora en Sevilla.

María José Bayona tiene 19 años y este año es colaboradora en Sevilla. Su principal misión es acompañar y ayudar en el ECYD de chicas de Highlands School Sevilla. En esta entrevista realizada por la oficina de comunicación en España, María José cuenta que para ser colaboradora «es necesario ser abierto. Una vez que haces eso y recibes el inmenso amor que Él tiene para ti, automáticamente querrás devolverle ese amor a Él y a quienes te rodean». También nos explica que ser colaboradora «es ser un faro de amor para los demás! y que los colaboradores dentro de la familia del Regnum Christi «pueden ser ejemplo para los jóvenes de lo que es el verdadero sacrificio y el amor puro por Cristo».

¿Cómo fue tu llamada a esta misión?

María José: Desde que era pequeñita Dios ha puesto el deseo en mi corazón de ayudar a los demás y tenía super claro que algún día iba a ser misionera. Cuando fui creciendo, a través del ECYD, vi que el rol de una colaboradora era justo lo que estaba buscando y soñando hacer toda mi vida, y le agradezco a Dios por presentarme esta gran oportunidad a través del Regnum Christi.

¿Qué signos viste que te animaban a tomar la decisión de ser colaboradora?

María José: Lo que cada año me animaba a dar este paso fue el ejemplo que me daban los colaboradores que llegaban a Atlanta. Se entregaban completamente a su misión. Eran jóvenes como yo, con un corazón que ardía por Cristo, y se les notaba. Y yo quería hacer lo mismo.

¿Cuál fue la respuesta de tu familia?

María José: Afortunadamente, mis padres me apoyaron mucho con esta decisión. Aunque no fue fácil por lo apegados que somos como familia, están orgullosos de mí y siempre me lo recuerdan. Mi novio y mis amigos también me apoyaron mucho. Lo único que me costó fue que todos iban a empezar la universidad este año, y yo era la única que no. Obviamente, me daba un poco de miedo perderme esta experiencia, pero hablando con una consagrada, me di cuenta de que al final la universidad va a estar siempre, pero este tipo de oportunidades vienen solo una vez en la vida. Además, sé que todo lo que estoy ganando este año al final va a ser muchísimo más de lo que pierdo.

¿Cuál es la misión de un colaborador? ¿Y la tuya concretamente en Sevilla?

María José: La misión de una colaboradora es ser un faro de amor para los demás. Es poner de lado tus miedos, tu confort, tus seguridades para poner a los demás primero, poner a Dios primero. Es encontrar un balance entre dejar que Dios llene tu vaso, y llenar el vaso de los demás. Es recordar tus experiencias, heridas, historias con las que Dios te ayudó a crecer para ayudar ahora a otras personas que ahora están pasando por lo mismo que tú. Al final todos estamos conectados y tenemos mucho que aprender, pero también que enseñar a los demás. Es abrir tu corazón a todas esas personas y experiencias que Dios va poniendo en tu año.

Mi misión en Sevilla como auxiliar del ECYD es ser esa hermana mayor para mis niñas que me hubiera gustado tener mientras yo crecía. Es hacerles ver lo increíblemente amadas que son por Dios, cuánto potencial tienen. También, que puedan encontrar a Jesús en mí.

¿Crees que es necesario alguna cualidad o capacidad concreta para ser colaborador?

María José: Ser abierta. Siempre me acuerdo de una consagrada que una vez me dijo que para llegar al cielo necesitas dejar que Jesús te ame. Una vez que hagas eso y recibas el inmenso amor que Él tiene para ti, automáticamente querrás devolverle ese amor a Él y a quienes te rodean. La cantidad de amor que puede derramar en tu corazón es tan grande que se desbordará y no querrás guardarlo para ti. Esto también se aplica para quien quiere ser colaborador. Todo lo que tienes que hacer es abrir tu corazón para que Él entre, para que Él te llene de vida, de luz y de amor eterno.

¿Qué es lo que más te ha sorprendido hasta ahora? ¿Y has encontrado alguna dificultad?

María José: El reto más duro para mí ha sido ser la única colaboradora en Sevilla. Mientras soñaba con este año, siempre lo imaginaba con un hermano o hermana colaboradora, pero nunca sola. De hecho, casi digo que no por lo mucho que me asustó esta realidad. Pero como luego me di cuenta, como única colaboradora en Sevilla, tengo la oportunidad de involucrarme en muchas cosas: ECYD, el colegio y sección de jóvenes del Regnum Christi. Estar sola me sacó de una zona de confort que probablemente no hubiera podido dejar tan fácilmente estando con otro colaborador.

¿Qué importancia tienen los colaboradores dentro de la familia del Regnum Christi?

María José: Los colaboradores pueden ser ejemplo para los jóvenes de lo que es el verdadero sacrificio y el amor puro por Cristo. Les muestra cómo se puede tener ese fuego ardiendo por amor a Cristo en su corazón y cómo transmitirlo a los demás. También creo que, como los colaboradores viven con sacerdotes o consagradas, aprenden mucho a abrir el corazón a la vocación, al plan que Dios tiene sobre cada uno. Hablando con una consagrada también aprendí que desde el punto de vista de la comunidad un colaborador ayuda a enriquecer la vida de la comunidad y le da una frescura al apostolado en el que trabaja.

¿Qué esperas que pase este año de colaboradora en tu vida personal o de fe?

María José: Una cosa que quiero fortalecer es mi fe y mi capacidad para defenderla. Sé que comenzar la universidad el próximo año será un desafío para mi fe porque estaré conviviendo con personas que quizás no estén de acuerdo o compartan las mismas creencias que yo. Entonces, sabiendo que mi fe es una gran parte de quien soy, me gustaría tener una fuerte convicción en lo que creo, hacer de mí fe algo totalmente mío.

¿Crees que vale la pena ser colaborador?¿Animarías a otros jóvenes a serlo?

María José: Claro que sí. Ser colaborador no es una tarea que Dios te pone, es un regalo y una oportunidad que sólo llega una vez en tu vida. Y si de verdad te atrae ser colaborador, o sientes que necesitas un año para fortalecer tu fe en tu vida, o si sientes que es lo que Dios pide de ti, hazlo. Solo tienes que dar un paso, decir que sí, y ya Él se encarga del resto. Con lo poquito que le das, Él lo multiplica y lo hace abundantemente.

Fuente: regnumchristi.es

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