Štefan Kavecký, L.C.

Si dejas a Dios escribir la historia de tu vida, no te vas a arrepentir

Me sentí traicionado y confundido. Esta confusión duró en final unos cuatro años, durante los cuales me di cuenta que la parte más importante de la vocación es el amor a Jesucristo. Yo pensaba que Cristo necesita mis manos y mis esfuerzos en el apostolado y no consideraba que quiere ser sobre todo el número uno de mi corazón.

Soy el menor de los cuatro hijos y con mis hermanos hemos sido monaguillos desde que yo tenía cuatro años. Decir la verdad, idea del sacerdocio vino muy temprano. Un día cuándo estábamos volviendo de escuela mi hermano mayor me ha preguntado: ¿Qué quieres hacer cuando seas grande? Yo tenía siete y él once años. Sin pensar mucho le respondí que quiero ser un sacristán, pero inmediatamente después se me ocurrió, y ¿por qué no, de una vez, el sacerdote? Luego llegamos a casa y todo siguió igual. Un año después vino a nuestro colegio una periodista y nos hizo la misma pregunta: ¿niños, que quieren hacer cuando sean grandes? Yo entonces, con ocho años, he respondido que quiero ser o sacerdote, obispo o un monje. El día siguiente la maestra leyó las respuestas de voz alta y cuándo leí mi respuesta todos se burlaron y yo de vergüenza me escondí bajo la mesa. Después de esta experiencia he respondido con más cuidado a esta pregunta obligatoria. El deseo se quedó hasta que tenía once años; luego quería ser maestro en colegio, cantante famoso, médico… En el año 2001 empezaron a suceder cosas. En agosto participé en unos ejercicios espirituales con los Salesianos y durante la confesión me volvía el deseo de ser sacerdote, que desde entonces se quedó. Luego en la nuestra parroquia tuvo lugar un cursillo de la iniciación cristiana y durante este cursillo he sentido que Dios me ama a mí; era una experiencia personal y sensible que se ha repetido muchas veces. Mientras estaba yendo a ese cursillo, el amigo me preguntó si ¿no quiero, en las vacaciones del otoño, ir a Italia? Ni tenía pasaporte, ni sabría por qué ir, pero me gustaba la idea de conocer Italia. En ese viaje he visto por primera vez, un Legionario de Cristo, el P. Michael Duffy. Los días pasaron muy rápidos y volvimos a casa. Esa experiencia de Gozzanno ha dejado una buena impresión, pero nada más por el momento. El siguiente año se organizó el viaje por la segunda vez, después de esta hemos comenzado de reunirnos una vez a la semana y yo estaba feliz de pertenecer a ese grupo de mis coetáneos. En 2003, con catorce años, he empezado ser responsable de un grupo de los más jóvenes.

Para mí el sacerdocio y nuestros grupos de ECyD eran dos mundos paralelos. Sí, quería ser sacerdote, pero nunca se me ocurrió de ser Legionario. Tenía contacto frecuente y muy bueno con los jesuitas y tal vez pensaba de ser jesuita. En final la experiencia de apostolado, es decir de compartir la propia fe en diversos ámbitos, es lo que me ha hecho crecer en el tiempo cuando varios de mis amigos se alejaron de los sacramentos, de la Iglesia y de Dios. Yo sentía la responsabilidad para mi equipo y por ellos me esforzaba de rezar y de ser fiel al sacramento de la penitencia.

En el verano de 2005, antes empezar el último curso en la preparatoria, hemos pasado con un amigo dos semanas en el noviciado en Bad Münstereifel, Alemania para ver eso de la vocación. Eran dos semanas bonitas durante las cuales he decido que quiero ser sacerdote religioso porque quería vivir en la comunidad. Pero, el ambiente del noviciado me ha dejado con impresión que aquí no quiero a volver; creo que era sobre todo por el silencio, por las horas de la oración y el ritmo de la vida, con lo cual hemos acabado muertos cada noche. Volví a mi casa y dije a mis papás que quiero ser sacerdote religioso. Antes no lo hemos tratado explícitamente. En este momento mi mamá, con las lágrimas en los ojos, me dijo, que antes que yo nací, ella en su oración dijo al Señor, que si yo naciera sano, se me puede tomar para su servicio. Mis papás me apoyaron en todo, sin condicionarme en alguna maniera. De hecho, siempre me confirmaron, que sea lo que sea, las puertas la tengo siempre abiertas. Ahora bien, solo quedó un detalle, es decir habría de ver dónde y con quién me hago el sacerdote religioso. Mi criterio era este: la Providencia ya me estaba preparando y entonces habría que escoger entre aquellos con cuales ya tenía el contacto, es decir los jesuitas, los legionarios y los salesianos. En esos meses, los dos mundos paralelos del sacerdocio y el Regnum Christi se empezaron a encontrar. Mi segundo criterio de decisión era que hay que dar unos pasos concretos y el Señor ya me mostrará si ese es el camino. Con este en mi mente, escribí en mi diario, el 12 de diciembre, que quiero ser legionario. El hecho, que era el día de la nuestra Madre de Guadalupe he llegado a saber un año después en el noviciado.  Como he dicho antes, creo que el elemento importante en mi decisión era la experiencia del apostolado. Los meses entre esa decisión hubo varios señales que el camino va por allí y entonces cogí la valentía y el 10 de julio 2006 salió para el candidatado. Decir la verdad, en mi casa he sacado todas mis cosas de mi cuarto, cómo que no pensaba en la opción que durante el candidatado podría discernir que eso nos es mi camino. Durante las primeras semanas para mí todo era muy claro. Mirando atrás, con la distancia de los años, reconozco que estaba poco consciente de lo qué estaba haciendo. Estaba bajo una ‘anestesia espiritual’, que tal vez era necesaria para que tendría la fuerza de dejarlo todo – mi país, mi familia, mis amigos, mi cultura, mi pequeño universo.

En el noviciado la ‘anestesia’ estaba perdiendo la fuerza y me estaba dando cuenta de las consecuencias de mi decisión y entró en la crisis, que luego se profundizó con el escándalo del fundador. Me sentí traicionado y confundido. Esta confusión duró en final unos cuatro años, durante los cuales me di cuenta que la parte más importante de la vocación es el amor a Jesucristo. Yo pensaba que Cristo necesita mis manos y mis esfuerzos en el apostolado y no consideraba que quiere ser sobre todo el número uno de mi corazón. Era el periodo difícil de mucha confusión, pues no tenía una respuesta clara a la pregunta de por qué seguir siendo legionario. Para mí, esto periodo es un misterio de cómo la gracia de Dios nos lleva adelante con una violencia suave.

Después de las prácticas apostólicas he llegado a Roma con el deseo de concluir el proceso del discernimiento. El momento importante era durante los ejercicios espirituales de mes. Allí he pedido la Madre de buen consejo para que me ayuda tomar una decisión según la voluntad de Dios y también me llegó una pregunta que me ayudado a decidirme. En el penúltimo día de los ejercicios, es decir después 29 días de la oración y reflexión, después que he terminado correr unos cinco kilómetros sentí una voz interior, que me preguntó:  ¿Quieres construirte tú mismo tu felicidad o quieres recibirla de mí? Con todo lo sucedido durante los ejercicios, he entendido, que la Providencia me invita seguir por el camino de la vocación sacerdotal y religiosa en la Legión y que allí me está ya regalando y va regalar, por los caminos, que Él conoce, la felicidad. Luego pasaron dos años de estudio, de oración y trabajo pastoral con los jóvenes en Bratislava. En el día de mi ordenación diaconal mi padrino mi regaló un icono, que he podido ver con detalle sólo el día siguiente y con una impresión, que es difícil poner en palabras, me dado cuenta que era el icono del Madre del buen consejo. Para mí era la confirmación que estoy en el camino que Dios ha pensado para mí. En fin, los senderos del Señor non son siempre muy claros y rectos, pero seguirlo me ha dado una plenitud profunda y quiero concluir decir a todos que han leído esas líneas que si dejas a Dios escribir la historia de tu vida, no te vas a arrepentir.

El P. Štefan Kavecký, LC nació en 2.5.1988 en Bratislava, Eslovaquia cómo último de los cuatro hijos de Štefan y Daniela. Cursó el colegio de San Úrsula en Bratislava y se incorporó en el Regnum Christi en noviembre 2004. Durante la adolescencia ha sido responsable de un equipo de EcyD y participó en varias convivencias internacionales. Después de la preparatoria entrado en el noviciado en Alemania, estudió las humanidades y la filosofía en los Estados Unidos. Durante las prácticas apostólicas apoyó al P. Martin Baranowski LC en la gira vocacional y dos años ha sido administrador del centro vocacional en Bad Münstereifel. Después ha estudiado la teología en Roma. Se ordenó diácono el 6.5.2017 en Bratislava. El P. Štefan es primer Legionario proveniente de Eslovaquia.